Visitando el Chateau Roquetaillade
La región de Burdeos, es dulcísima y no solo por la suavidad de sus colinas, pueblos de postal, o el sabor de la uva Cabernet Sauvignon que decora los regios vinos. Lo es también la imponente presencia de sus chateau.
O sea castillos. A pesar de los torpes intentos de la Revolución Francesa por decapitar «física» y «figuradamente» la aristocracia francesa, todavía quedan familias que siguen atesorando su patrimonio y lo enseñan con gran orgullo. La primavera se presentaba calurosa, salimos de la carretera, y nos perdimos en una tradicional campiña francesa.
Olor a heno, campo y verano. En una colina, vemos el imponente castillo. Si buscamos un castillo de manual debemos pensar en Roquetaillade (Château de Roquetaillade) . Situado en Mazéres, en el departamento de Gironda. Imponente e intacto, se mantiene altivo: almenas, torreones, fosas, y todo lo que vemos en una película medieval. Carlomagno construye una primera fortaleza, y en 1306, el rey Eduardo I, erige el actual edificio, llamado Castillo Nuevo.
Un amable e irónico guía, con un gran orgullo local, nos descubre los entresijos de la fortaleza. Los dueños esperan dentro para enseñarnos el interior, que ha pertenecido a la misma familia. Su interior, parece ciertamente inquietante, por los toques «fantásticos», que el famoso arquitecto Violet le Duc, le dio entre 1850 y 1870. Tanto que parecen sacados de una película de terror.
Gárgolas, pesados y elaborados interiores, mobiliario gótico, y sobre todo, inspiradoras estancias en uno de los castillos más inquietantes y raros que he visto en mi vida.
No me extrañó en absoluto, que haya sido el plató de rodaje de decenas de películas fantásticas, como Fantomas. Abierto al público en 1956, es uno de los castillos más importantes y visitados de Francia, siendo especialmente famosa su producción de vinos blancos Chateaufort de Roquetaillade