VALIANT LADY: Un barco peculiar de una naviera peculiar
Cuando Richard Branson presenta en la década de los ochenta su rompedora aerolínea, Virgin Atlantic, destinada a romper el monopolio de los vuelos desde Londres a Estados Unidos, todos pronosticaban que British Airways, se lo iba a comer con patatas, como habían hecho años atrás con Laker. Pero nadie conocía al indómito, y peculiar personaje. Tras una serie de años, no solo se ha salido con la suya, sino como un eterno adolescente que no quiere crecer, consigue todo lo que quiere con su rebeldía.
Hoy, Virgin prueba fortuna en todos los campos, e incursiona en los cruceros. Tuve la fortuna de visitar el Valiant Lady, en el puerto de la Coruña, y hacerme una idea de que tipo de naviera es. Todo lo que rodea a Richard Branson es vital, vibrante, moderno y cool. Y sobre todo sexy. Ciertamente su color gris, con las pinceladas de rojo, y capitanes en chándal, nos hace ver que no nos encontramos con una naviera convencional.
Tras subirme, caminar por el barco, llegué la conclusión de no solo era peculiar, sino por momentos estrambótico, irreverente, y que no te deja indiferente. Pero antes algunas pinceladas sobre su origen. Se funda como joint venture entre Virgin Group y el potente grupo financiero Brain Capital con base en Boston. El 2020 entra en servicio el Scarlet Lady, con un crucero desde Portsmouth. Con este, se pretende incorporar dos barcos más en el futuro cercano. Sus cruceros, Europa desde Gran Bretaña, y Caribe desde Miami.
¿QUE TIPO DE PRODUCTO OFRECE?
–Solo adultos: Básicamente está orientado a mayores de 18, almas jóvenes modernas y activas, que jamás hubieran navegado en un crucero, o que detesten los cruceros convencionales. Algo que rompa con toda la tradición del resto de las compañías del sector.
–Diseño loco: Con ayuda de los mejores diseñadores contemporáneos urbanos, como Roman & Willians, Tom Dixon o Work AC crean lugares impactantes y únicos, iguales que los que los podrías encontrar en cualquier «local» fashion, de una moderna capital europea. Aunque este diseño sea anodino, y hasta aburrido.
–Cabinas especiales: Con 1330 cabinas de las que el 86% son con balcón, y decoradas con un estilo conceptual-espacial, quiere ofrecer una perfecta combinación entre espacio, minimalismo, y modernidad. Desde las cómodas singles, a las lujosas suites basadas en los camerinos de las estrellas del rock.
–All inclusive: Virgin Voyages, parte de la base de que el cliente no debe tener costes extras. Aunque sus tarifas sean más altas de lo normal, lleva incluído wifi, bebidas, comida en más de media docena de restaurantes temáticos, bebidas no alcohólicas en unos 6 bares temáticos. Además actividades deportivas.
–Salud y fiesta: Gente con corazón joven necesita sentirse en un resort de playa, o divertirse. Y todo se enfoca a convertirse en el barco más divertido del sector. Además, se cuída especialmente el cuidado personal. Tiene zonas de deporte, spa, well being y salud impresionantemente grandes y bien surtidas. Acompañadas de zonas de tratamientos estéticos, sencillamente espectaculares, en donde destaca algo muy de tendencia, como un puesto para hacerse tatuajes.
–Sostenibilidad: Es lo moderno. Es la palabra del momento. Se ha puesto especial cuidado en ser los barcos más sostenibles del sector. No solo en las emisiones, que son controladas por empresas medioambientales como Climeon. Además se han eliminado el plástico de un solo uso como pajitas, botellas, bolsas, o el uso de manteles y servilletas de tele para reducir el detergente de los lavados.
GASTRONOMIA.
Como había dicho, puedes comer en media docena de lugares restaurantes temáticos. Restaurantes de pescado, mejicano, un laboratorio de cocina, trattoría italiana, un lugar de cocina mediterránea, y un enorme y amplio buffet, que quizás sea la zona más hermosa y luminosa del barco. Comimos en el WAKE, a popa, y es uno de los espacios gastronómicos más cotizados. Aunque solo tomé un brunch sencillo, todo era perfecto. Desde la elección de ingredientes orgánicos, hasta como se plasman en el plato.
Gambas sabrosas, unas ensaladas sorprendentes, y unos huevos Benedict, que rozaron la perfección. Además unos postres sublimes, sutiles y equilibrados. Quizás sea solo una impresión, pero puede que sea lo mejor y destacado de esta peculiar compañía de cruceros.
Como he dicho, no es un barco fácil, o convencionalmente hermoso. Ciertamente que los gustos varían, pero hay una mezcla especialmente contradictoria, y a hasta áspera. No se hace «querer» a primera vista, salvo que seas un «Geek» de la decoración rabiosamente conceptual. Suelos de losas feas, detalles de los años sesenta de un hospital de Corea del Norte, o cosas profundamente extravagentes. No hay grandes espacios públicos. Solo una fusión de salones, que vas cruzando como compartimentos estancos. Sus restaurantes van desde la elegancia minimalista del Wake, pasando por la moderna sofisticación del Pink Agave. Luego algunas tan desnudos como un comedor escolar, como el Test Kitchen.
Tras su sorprendente espacio deportivo, subimos a unas cubiertas, que en vez de aspecto de «zonas de resort de playa», son especialmente descuidadas y espartanas, con unas piscinas a todas luces insuficientes. Y luego otros múltiples espacios insípidos orientados a que el pasajero esté de forma especialmente casual, como colchonetas para colocar las piernas mientras te tomas un Möet, o salas raras, alarmentemente «estridentes» las cuales, no comprendes el significado.
Si te gusta algo intemporal, elegante y sofisticado odiarás el barco. Si por el contrario eres alguien fascinado por la decoración más moderna, y hasta de «diseño», puede que te guste. Lo que sí está claro, es que tendrá que demostrar que hay especio para su visión particular del sector.