Stein am Rhein
Desde la estación de tren, tomé un Regional a lo largo del río destino a Saint Gallen. Los campos se hacen más y más hermosos. Serenos y tranquilos. Veinte minutos después llegó a la pequeña estación, y comenzaba a salir el sol. Tras unos metros, y detrás de una curva aparece Stein Am Rhein. Si el cuento del flautista de Hammelin hubiese existido sería este pequeño pueblecito.
Hay que cruzar el río y despuntan tejados irregulares, torres de iglesias y ni un murmullo. En la plaza del ayuntamiento, todo parece un cuento o un nacimiento. Fachadas plasticamente decoradas con pinturas y balcones de madera. Flores, ruído de fuentes y paz.
Intenté explicaros más, pero historicamente ese pequeño punto en el mapa de 3000 habitantes, no tiene efemérides históricas lo suficientemente relevantes para hacer un artículo medianamente largo. Un pequeño paseo de este a oeste, y un té con Linzer Torte para contemplar tanta perfección.