San Petersburgo esencial
La Venecia del Norte se muestra esplendorosa enseñando las lánguidas fachadas de sus palacios, monumentos, y arte en sus mil y un canales. La luz es especial, desde la mortecino esplendor invernal, al estallido estival, que convierte la urbe en una sinfonía de tonalidades. El Zar Pedro I el Grande, hizo de la antigua capital rusa, su niña mimada que rivalizase con urbes como París, y para eso suntuosidad, dimensiones imperiales, opulencia y grandiosidad.
Dejando a un lado, el triste paréntesis temporal que representó ser una especie de esquina perdida en el cosmos soviético, esta pugnando por volver a recuperar su papel perdido. Aunque monumentalmente, la opulencia constructiva siempre ha sido eterna y sobre todo inmutable, la ciudad había perdido un cierto atractivo. Con la llegada en masa de decenas de barcos de cruceros, y su inclusión indispensable como estrella turística del Báltico, el gobierno de la moderna Rusia ha convertido a San Petersburgo en un atractivo y pomposo escaparate de un país que lucha por recuperar la gloria perdida. Todo es lenta remodelación; la ciudad se está acicalando con mimo, y todo renace.
El Palacio de invierno y entorno.
El epicentro es la Plaza del Palacio de Invierno. Es el lugar en donde se gestó la Revolución Bolchevique. Quizás una de las plazas más hermosas del mundo. En noviembre de 1917, el mundo se desmorona, y el populacho invade el suntuoso palacio, masacrando después a los Romanov.
Aun hoy en día, en la inmensa plaza no solo asistimos impávidos, las dimensiones exteriores del Versalles zarista, sino que su interior es absolutamente indicativo de una grandiosidad increíble. Hoy con más de 1000 habitaciones, y salones lujosos, acoge a una de las pinacotecas más famosas el mundo: El Hermitage, con más de 3000 obras de arte únicas.
Tras recuperar el aliento tras contemplar la Plaza, caminé hacia la derecha dejando el palacio de nuestras espaldas, para seguir admirando los grandes edificios del Admiraltazgo, y la gigante Catedral de San Isaac, la más importante de ciudad, cuya cúpula es visible desde toda la ciudad. Días de frío, y días de cantos gregorianos en las iglesias ortodoxas, puros y hermosos en un entorno ya de por si, muy elevado. Si hablamos de Síndrome de Stendhal en Florencia, seguro que debe haber uno similar en esta hermosísima ciudad.
Nevski Prospekt: Los Campos Elisios de San Petersburgo
Desde la Plaza del Palacio, nos encontramos con la arteria vital, y más representativa de la ciudad la Nevski Prospekt, la cual además de ser un gran boulevard para nuestras compras, es un enorme escaparate donde la aristocracia construía sus palacios. Hoy es calle guapa para ver, ser visto y dejarse tentar por la oferta comercial del nuevo capitalismo.
Destaca, sobre todo, a la derecha haciendo esquina con un gran canal, el Palacio Stroganov. Cada edificio es un joya, pero destaco lo siguientes puntos. A la derecha en el lado derecho, la Catedral de Kazan de estilo neoclásico, y su refinada columnata. Al otro lado, al fondo en el canal, vemos una iglesia que corta la calle, y que parece salido de un cuento.
La Iglesia de la Sangre Derramada,en honor al Zar Alejandro II, asesinado en el lugar. Detrás de la iglesia, y paralelo a Nevski Prospekt, la Plaza de Bellas Artes, con el segundo museo más grande de la ciudad, y del mismo nombre.
Volviendo a la calle, dos referencias comerciales: el antiguo Almacén Eliseevski, un precioso edificio que hoy en día acoge a un delicatessen local, con aires nostálgicos, que conviene visitar, y las grandes galerías Gostinni Dvar, en otros tiempos el almacén mas prestigioso de la época soviética, hoy una galería comercial tipo occidental. La visita al Nevksi Prospekt se completa, a la izquierda con la gran Plaza Ostrovski, y el Teatro Alexandrinski.
Más allá del Palacio de Invierno
Esto es básico, pero no completo. Conviene dejarse llevar por la magia de sus canales, paralelos entre si.
Al final de Nevski Prospekt podemos torcer a la derecha, por el Canal de Fontanka, pero sobre todo más arriba, por el más típico Canal Griboiedov hasta la Iglesia de San Nicolás de los Marineros, subir por Ulika Glinka pasando por los dos teatros, uno de ellos el Famoso Kirov.
Por ultimo, seguimos caminando hacia arriba, nos topamos con Canal del Río Moika, prestando atención al Palacio Yusupov (desde el Puente del Beso), y lugar en donde fue asesinado Rasputin.
Isla Zayachi: Fortaleza de Pedro y Pablo.
Si no quedamos agotados de callejear, sugiero coger el metro en Nevski Prospekt (enfrente de la Catedral de Kazán) a la evocadora Isla Zayachi, y lugar donde se encuentra la Fortaleza de Pedro y Pablo, que quizás ofrezca las más hermosas vistas de la fachada acuática del Palacio de Invierno.
Bajaremos en la parada de metro de Gorkovskaya (linea 2). La basílica no es gran cosa, pero últimamente se ha convertido en lugar peregrinación de los rusos, ya que se encuentra la tumba de los Romanovs, y todo lo que huele a pasado zarista está de moda. Caminando hacia la derecha, sobre un canal se encuentra el Aurora. Famoso navío de guerra desde donde se dispararon, los cañonazos que sirvieron de señal para la Revolución Rusa.
Los alrededores: Esplendor de los palacios imperiales.
Los alrededores de la ciudad son una muestra deliciosa de palacios. Es harto complicado entenderse en los transportes públicos de la ciudad, para acceder a dos puntos clave como los Palacio de Peterhof y el Catalina, que atesora una copia del famosísimo Salón de Ámbar.
Peterhof es famoso por sus vistas al Mar Báltico, y sobre todo por su portentoso conjunto de fuentes, que solo están operativas en verano. Desde Peterhof, uno de los atractivos indispensable es caminar sobre el helado Báltico. Placeres del invierno ruso, que da estampas sacadas de una postal.
Las anodinas afueras
Como guinda final y en caso de pernoctar en San Petersburgo, recomiendo fervientemente la asistencia a cualquier espectáculo cultural como el ballet o la opera. Sea cual sea nuestra elección, solo servirá de aperitivo, en una ciudad que toda ella es un joya, y antes de dejarla, ya querremos volver.
Lo mejor de estar en las afueras es poder ver como es la vida de los rusos de verdad, y pasear por los alrededores de un barrio trazado con enormes espacios, y destinado a ser el barrio de mayor crecimiento y fama del nuevo San Petersburgo.
En las inmediaciones del aeropuerto de Pulkovo, podemos volver a ver, viejos barrios acartonados, tranvías desvencijados, tiendas occidentales, que se mezclan con añejos Ladas, y una sociedad todavía que todavía no tiene muy claro que camino seguir.