Quien tiene un amigo tiene un tesoro….¡menos de viaje¡
La relaciones humanas son especialmente complicadas. Media vida tendiendo puentes, y otra media reconstruyéndolos. Años de atesorar y cuidar nuestras amistades, se rompen si no viajamos con la persona adecuada. Aunque lo hagamos con personas afines, las cosas pueden no salir bien.
Aunque pueda parecer lo contrario, una convivencia intensa, toma de decisiones constantes, y hacer frente a situaciones cambiantes, en entornos diferentes puede poner a prueba nuestra amistad. No sabemos de que pasta son nuestras amistades hasta que viajamos con ellos. Toma la mejor decisión en cuanto a tus acompañantes, porque podemos regresar con un profundo divorcio. Amigos y viajes pueden ser incompatibles.
¿Como evitar conflictos?.
1.- Compartiendo habitación
Si con nuestras parejas, a nivel diario surgen chispas en la convivencia, imagínate cuando compartimos habitaciones con nuestros amigos. Hay que tener en cuenta los principios básicos de cualquier convivencia. Acostumbrarse a delimitar el espacio, no acapararlo en el armario. Además de una higiene adecuada, intentemos ser ordenado en las zonas comunes de la habitación. Pon tu móvil en silencio, o no grites si recibimos una llamada.
Avise a su compañero si roncas, y cuando uses el baño déjalo límpio, y ordenado. No te eternices en tu ducha, y ser prudente con el volumen de la televisión. Procura captar el mensaje cuando tu compañero decide dormir y tu quieres ver el último programa de la tele. ¿Cortinas cerradas, semi abiertas?, es otro punto en conflicto. Si necesitas dormir, y te molesta la luz de una tele encendida demasiado tiempo, intenta ser sutil, o en todo caso usar antifaces para conciliar el sueño. Cisterna en media noche….no se te ocurra.
2.-Tomando decisiones
Es la prueba de fuego. Si viajas en un viaje organizado hay poco margen de maniobra. Si tu viaje es una toma de decisiones, debemos acostumbrarnos a cedar. ¿Qué visitar?. Intenta conciliar tus planes con los de tus compañeros de viaje. Aunque tengamos pactada la ruta general, y que transportes usar, la chispa puede saltar cuando forzamos a los demás a hacer lo que nosotros queremos. Salir de viaje juntos, no implica que seamos babysitter de nuestros acompañantes. Si no hay consenso, tolerancia, y sobre todo ser capaz de separarse a lo largo de la jornada y hacer vida separada.
3.- La comida
Es siempre otro punto de conflicto importante. Sabemos nuestro paladar, pero desconocemos como comen nuestros acompañantes; si quieren comer a medio día «de plato», o si «de bocadillo». Cuando queremos gastar cada día en comida, y sobre todo que tipo de comida queremos. También surgen conflictos con el tiempo de comidas. Cuando planifiquéis vuestros viajes en común, poned sobre la mesas vuestras costumbres alimenticias.
Si os encontráis en el típico «dónde comemos»?, el ser muy exigente con las elecciones del local, puede ser exasperante para vuestros compañeros. No haga la machada de seleccionar sitios caros, sin saber los presupuestos de quien os acompaña. Y sobre todo, los fondos para comida pueden ser un trampa, cuando elegimos extras caros (como vino de marca), y pagamos en común.
4.-Esas conversaciones inconvenientes
Pues ciertamente, hay que morderse la lengua. Como norma general una dama o un caballero jamás habla de «religión, política o dinero». Puede que el tema surja como «background» en nuestro viaje, pero acostúmbrese a ver, oir y callar. No saque temas comprometidos, porque una discusión puede amargar nuestra amistad, y hacer el resto de la estancia algo imposible. En cualquier mesa, cuando las cosas sean complicadas, y no sabéis como tu compañero cambie de tema lo de «disculpad, salgo a fumar, o al baño», funciona divinamente.
5.-Celos…¡déjalos en casa
Los celos son irracionales, pero humanos y siempre presentes en cualquier convivencia. Si vamos en pequeño grupo, sepa identificar a los celosos. Lo de «a mi no me haces caso», aunque no sea verdad suele ocurrir. Evita siempre salir con gente, que tenga una enfermiza inclinación. Tendrás que ser objeto de compañía constante, y no te dejará respirar. O si lo eres en tu caso, deja tus sospechas en casa, antes de complicarle la vida al contrario.
Cualquiera que sean los consejos, todo se reduce a dos palabras mágicas. Empatía, y tolerancia.