QUEEN ELIZABETH

Arrastrando años de una historia legendaria, atesorosando años de tradición el Queen Elizabeth quiere recoger una pasado, que le queda grande a veces. La tradicional naviera, que sigue empeñada dentro del seno del grupo Carnival, en llevar la estela de ser la quintaesencia de lo británico.

Cierto que es complicado en un mundo en donde precios han bajado, y Cunard ha dejado de ser una naviera de lujo, y mucho menos la «forma más civilizada de cruzar». No nos podemos llamar a engaño, el Queen Elizabeth no se parece en absoluto al antiguo Queen Elizabeth2 al que sustituye, y languidece en Dubai, y mucho menos al Queen Mary2, ya que es no es una pieza única. A pesar de ser un Vista Class más, está vestido interiormente con clase y distinción. Maderas nobles, muebles con un insufrible clasicismo, y sobre todo querer plasmar lo que es la historia naval de la compañía en pocos metros cuadrados.

En ciertos aspectos el resultado resulta fallido, y ciertamente artificial y a pesar de seguir usando formulas mágicas como el omnipresente Art Decó, que caracterizó la decoración naval de los años treinta, cuarenta y hasta cincuenta. Sin embargo encontramos, que al no tener una orientación definida en ciertas salas, presenta una clara tendencia a abusar de los ornamentos tradicionales, lo que resulta opresivo, poco fresco, y algo cansino. La actual renovación, con el añadido, de camarotes singles, resulta refrescante.

Cierto es que ha sido criticado de forma despiadado por puristas, y por clientes tradicionales, que esperaban que el nuevo barco fuera un trasatlántico como el Queen Elizabeth2. Pero es complicado repetir un pata negra como el Queen Mary2 y el antiguo QE2, ya que la idea es hacer dinero, y no queda demasiado espacio para acudir a formulas tradicionales. Entonces hay que usar ideas seguras, cascos ya probados, y sobre todo dejar a un lado la idea de trasatlántico.

El Queen Elizabeth es un barco de cruceros, que intenta combinar dos formulas. ¿Se consigue?. Hasta cierto punto. Sin embargo parece que la tendecia es hacer un guiño a los nuevos cruceristas que siguen buscando en Cunard, una fuente constante de inspiración y deseo. A pesar de que en muchos espacios, no nos resulta un barco especialmente atractivo, tenemos que decir que se ha cuidado el producto y sigue siendo una alternativa perfecta, para pasajeros que buscan las formulas de siempre, a unos precios razonables.

Por eso, sin enamorarnos de pleno, es un barco delicioso, y que posee un marchamo de calidad Cunard tradicional, que aunque resulta un clon del Queen Victoria posee vida propia. Más sereno, y sobre todo con el alma del Queen Elizabeth2, del que incorpora decenas de artefactos históricos. Se construye en Fincantieri, realizandose la entrega inicial el 4 de octubre de 2010. Se han producido algunas modificaciones de los «Vista  Class», con una popa más vertical y su capacidad es de 2092 pasajeros.

Si entramos en su interior vemos una distribución exactamente igual que su predecesor el Queen Victoria, salvo que algunas suites son mayores, hay un invernadero en en la cubierta 11, para la práctica de tradicionales deportes británicos como el croquet, y un Garden Lounge a imagen y semejanza del los invernaderos de los jardines británicos de Kew Gardens.

Encontramos que el epicentro es el hall de entrada de varios pisos, con la clásica escalera y sinuosos balcones de un gran hotel de siempre. Desde este espacio, tenemos acceso a lugares tan destacados como la biblioteca con su escalera de caracol interior, imitando la biblioteca de un palacio inglés, suntuosas tiendas, el refinado café Carinthia, y sobre todo algo nuevo en este barco.

The Verandah, quizás uno de los restaurantes más elegantes que existen a flote. Con una habil mezcla de elementos claros, y contemporaneos, respiramos refinamiento desde el momento que entramos. Los otros espacios de restauración lo ocupan el gran restaurante Britannia de dos pisos de popa para las categorias de camarotes más baratos, y dos Grills  (Queens y Princess Grill en la parte superior del barco), que también poseen una restaurante «alfresco» en cubierta de estilo toscano, con una fuente de estilo italiano. Como el caso de los barcos anteriores de Cunard, el buffet se convierte en restaurante temático para cenas casuales, con oferta mejicana, italiana, gastronomía británica, u oriental

Es un barco especialmente grande, y sería complicado narrar esquina a esquina, lo que la nueva criatura nos muestra. Pero del hall hacia proa, tenemos tres espacios grandes, que  nos recuerdan las dimensiones de los grandes espacios publicos de los «palacios flotantes» de la epoca dorada de los trasatlánticos. Estos serían  la galeria comercial Royal Arcade, con un gran reloj y escalera interna a imagen y semejanza de los elegantes y tradicionales centros comerciales de Mayfair, la enorme Queen Room, y como gran espacio de celebraciones como el pomposo té inglés de guantes blancos, y el teatro que recrea los tradicionales lugares del West End Londinense con sus plateas a forma de teatro tradicional. Tendríamos asimismo que mencionar las zonas elevadas como la piscina, un SPA, gimnasio y sobre todo el Commodore Room, que nos ofrece en proa vistas perfectas, y es el lugar favorito para un cocktail con los amigos.

El Yacht Club es un lugar tranquilo, para bailes de salón tras la cena. Pero lo que caracteriza a Cunard, es el siempre excelente programa de animación, para pasajeros especialmente cultos, y viajados.

No encontramos acomodaciones especialmente destacadas, salgo las seis Master y Grand Suites con nombres dedicados a los últimos Commodore de Cunard. Por lo demás, el grueso de sus camarotes van desde los estandar interiores, exteriores, exteriors con balcón, y luego las categorias específicas del Princess y Queens Grill. Se ha creado por otro lado, una categoría híbrida, que es la Britannia Club Balcony, que nos da opción también a comer en un pequeño y tranquilo comedor, lejos del bullicio del gran Britannia Restaurant.