¿Por qué un crucero en Le Ponant?
La primavera está en todo su esplendor. El Mediterráneo se acicala, y los barcos comienzan a transitar de escala en escala. El sol ilumina ya con fuerza el mar, y todas las maravillosas escalas de los cruceros. Se anuncian botadoras de grandes naves que rivalizan en tamaño, número de pasajeros, se instalan toboganes, se presentan grandes mastodontes. El Puerto de Barcelona está especialmente saturado. Riadas de personas se agolpan en el Muelle Adosado. Atascos, buses….uffff. NO. Paso. Quiero navegar en Le Ponant, y reservo. Es otra cosa.
La compañía francesa Ponant Cruises nace en 1988, de la mano de dos marinos mercantes Phillipe Videau y Jean Emmanuel Sauvé con el fin de hacer una compañía netamente francesa, que recogiera el testigo del glorioso pasado en cuanto a servicio a bordo, que se ofrecía en los grandes trasatlánticos franceses. Para ello, se olvidaron de rivalizar en conseguir enormes barcos. Sabían que para disfrutar el mar en su esencia necesitaban algo diferente. Decenas de cruceristas, buscaban huir bloques de apartamentos flotantes-«parques temáticos», construidos contra el mar.
En 1990 ponen en servicio si primer barco. Le Ponant. Un delicioso velero de tres mástiles construído en Chantiers Navales de Societe Francaise de Villenueve la Garenne. Solo 88 ochos de eslora, pero con motores de 1600 KW y 1500 metros de vela, lo convierten en una «bestia», que navega como nadie. Sus 67 pasajeros tendrán un experiencia personalizada. Y volverán a la esencia de la navegación.
Venga. Va. No me cuesta especial esfuerzo decidirme. Hay varias razones para navegar en Le Ponant
-Lo pequeño es hermoso:
La esencia es el mar y el color azul de sus aguas. Lo demás es accesorio. Con solo 32 camarotes, dos restaurantes y un salón multifunción podrás centrarte en lo que importa. Navegar en silencio, tumbarte al sol, escuchando solo el sonido de las velas. Y sobre todo sentirte tranquilo y relajado. Embarcas sin prisa, y llegas a tu camarote sin cansinos procesos de pre embarque, embarque. Ni colas ni esperas.
-Es lujo.
Hablamos de una naviera Yacht style. O sea, lo más parecido a navegar en un yate privado sin tener que comprarse uno. El nivel de personalización, e individualización es único.
Camarotes luminosos bien dotados, con toques marineros, maderas nobles en las cubiertas, refinamiento casual en sus lugares públicos. No faltan los detalles como los cosméticos L Occitane en tu baño, y los macarons antes de dormir en tu camarote.
-Se come muy bien
Cuando hablamos de Francia, las gastronomía es una religión. Paul Ducasse supervisa los menús de la compañía. Con toques cosmopolitas, domina el factor francés. O sea, cocina regional gala, preparada y servida con en un restaurante de gran lujo. Postres escandalosamente buenos, y unos caldos y champagnes de primer orden.
-Huye de la masa.
El Mediterráneo se ha puesto imposible. Livorno, Venecia, Santorini, Barcelona. Barcos con miles de pasajeros saturan determinadas escalas.
A veces un gran barco con 4000 pasajeros se convierte en una agobiante carrera de obstáculos. Le Ponant puede entrar en los puertos más recónditos como Portofino, o atracar en los centros, como el antiguo puerto de Marsella. Paz y sosiego. Nada de madrugones. Las vacaciones son sagradas.
A 48 horas de una nueva aventura.