Navegando en el Grand Princess
California tiene un atractivo especial para los europeos. Soleada, cinematográfica, alegre y atractiva. Si dispones de una semana, y quieres hacerlo de la forma más cómoda posible, el crucero te ofrece una aproximación bastante atractiva. Si pensamos en navieras, solo una es la precursora absoluta.
Princess Cruises nace precisamente ofertando una de las rutas más populares de la Costa Oeste. Y lo sabemos porque desde 1969 es la compañía más tradicional, y de calidad, a precios populares tocando puertos claves.
Ciudades como San Francisco y Los Angeles, encantadores pueblos dorados chic como Santa Bárbara, urbes con sabor español como San Diego, o una incursión en la cálida localidad de Ensenada. Solo faltaba el precio. Encontré una indecente tarifa combinada de Air Canada, Air Canadá Rouge y United Airlines, y un precio de crucero bajo para lanzarme a la aventura.
Y solo debía ser Princess, Princess, Princess. El efecto de Vacaciones en el Mar y el setentero Princesa del Pacífico jugó un gran papel mitificando la ruta, y la magia de los cruceros. Y la que recibimos en la infancia es determinante.
Mi punto de embarque fue la fastuosa San Francisco, la que se considera más Europea de todo California. Tras dos noches en el Hotel Boutique 32One, en pleno centro, me dirijo al embarcadero Pier 27, en pleno centro de la ciudad. Es otoño, pero la dorada Costa Oeste, todavía es luminosa y atractiva.
Embarque y camarote
No tengo quejas al respecto. Se realiza por colores. Aunque el volumen de pasajeros era abultado, llegué en hora punta, y el barco iba lleno hasta la bandera, el embarque fue increíblemente rápido y el personal de embarque de la compañía especialmente amable. Siendo el español, idioma secundario en California, hay muchos agentes, que hablan nuestro idioma, y no es un problema.
Viajaba en un interior, y aun siendo una acomodación de las más humildes, el camarote sigue siendo correcto, bien mantenido e intemporal. Colores suaves, vestidor, bien equipado aunque sin minibar. Sistema de latas encima del comodín, y hay que pedir hielo. El barco dispone de servicio de habitaciones gratuito de habitaciones, en donde solo hay que pagar una pequeña propina por el servicio. Colchón, lencerías, y climatización eran optimas. El baño era pequeño, y la ducha solo dispone de cortinas de baño. Algo a priori poco práctico.
El barco
El primero de la clase Grand, suponía en su época un aumento de tamaño considerable. Salido en 1998, la palabra clave el clasicismo. Un gran lobby circular que va desde la cubierta 5 a la 7, cubiertas en las que se concentran los servicios al pasajero claves. Ocupa tres cubiertas, a él dan casi todos los lugares públicos. Una especie de punto de encuentro, abierto, y con unas dimensiones perfectas, hacen que todo «pivote» en él.
Hay cinco aspectos del barco, que me encantan
–Variedad de piscinas
Una pequeña reguardada y englobada dentro del SPA da la sensación de viajar en un yate privado. La gran piscina central; una cubierta de tamaño considerable, y la de popa para contemplar como avanza el barco. Localizaciones diversas para aprovechar, según el tiempo meterológico lo permita.
-Wheelhouse Bar
Es uno de los símbolos por antonomasia de cualquier barco de la compañía. Decorado de forma clásica, con paneles de madera, cuadros de temática marina, maquetas, y objetos navales, es un lugar perfecto para relajarse o escuchar música.
-International Café
La perfecta alternativa para recargar las pilas, cuando hay otros servicios gastronómicos cerrados. Adoro los bocadillos gourmet, ensaladas, dulces, tablas de quesos, y fruta. Siempre hay un consomé diferente para completar el «snack» casual.
–El gran teatro
Lo más brillante es su «teatralidad». O sea, que no haya espacios ciegos, cubiertos, ángulos de mala visión, o que tengas problemas de visibilidad desde cualquier fila. Es abierto, diáfano y grande, nos da una sensación de amplitud. Las butacas son especialmente grandes, y el escenario inmenso para sacarle partido a todas los recursos escenográficos.
–El Vista Lounge
El Grand Princess tiene un concepto genial. No todo se centra en torno al espectáculo único. No hay nada original en que haya un gran salón de popa, pero sí que tenga un gran escenario. Junto con el Explorers Lounge es perfect0 para entretenimiento, sin tener que depender todo del Gran Teatro. Le da versatilidad, y más alternativas de ocio.
Otras instalaciones: Lotus SPA, The Sanctuary (Zona privada en cubierta), Explorers Lounge, Crooner´s Martinis Bar, Pizzeria Alfredo, Tiendas, zonas infantiles y juveniles, Disco The One5, Trident Grill, Leaves Speciality Teas Library, Galería de Arte, zonas de deporte exteriores, Vinoteca.
Gastronomía
Netamente americana, con notas de gastronomía universal, es correcta. Cierto es, que el chef filipino no logra «rematar» a gol con ciertos platos del restaurante principal, que no llegan a ilusionar. La carta en sus restaurantes dispone de una amplia gama de primeros, segundos, aperitivos, y clásicos universales como la ensalada Waldorf, o el salmón a la parrilla. La compañía ha firmado un acuerdo con el famoso chocolatero Normal Love. En su programa Chocolate Journey, nos ofrece siempre una alternativa escandalosamente buena de chocolate.
Luego, tenemos un buffet, que no resulta especialmente amplio, pero con un surtido adecuado a la categoría de la compañía. Adicionalmente un menú de habitaciones, una de las mejores pizzas en su Grill, y dos restaurantes alternativos de pago nominal. El Crown Grill, una soberbia brasería estilo americano, y el lujoso restaurante Sabatini. De la mano del Chef Angelo Auriana—de los premiados restaurantes de Los Angeles: The Factory Kitchen y Officine BRERA, lo hacen ser soberbios.
Bonos de bebidas algo altos, tiene turno tradicional, y turno abierto. Las cenas «plato a plato» en los balcones de camarotes y suites, con coste, son especialmente famosos.
Un día a bordo del Grand Princess
Escalas
La tradicional ruta de la Costa Oeste, con bajada a Méjico, y la que hizo famosa a la compañía. Dos grandes urbes californianas como San Francisco y Los Angeles. La elegante Santa Barbara, con aires españoles y lugar de descanso de ricos y famosos, es la puerta de entrada a grandes zonas vitivinícolas. Luego San Diego, ya en la frontera con Méjico tiene una personalidad especial. Próspera, ofrece uno delos acuarios más grandes del mundo, Parque Balboa, a la encantadora Old Town.
Ensenada, es una escala «paja», fácilmente prescindible, y sin el menor encanto. La mayor parte usa la escala para comer cocina mejicana, tomar mojitos, o realizar compras ventajosas con respecto a los Estados Unidos. La forma más cómoda para cualquier Europeo, para hacerse una idea, de las esencias de este fantástico y turístico estado.
Servicio
Como suele ocurrir en cualquier barco de la compañía, las tripulaciones son amables, serviciales, y sobre todo cumplen con todas las expectativas de cualquier cliente exigente, que busca un servicio premium, dentro de las navieras de precios ajustados. Por desgracia, y no es habitual encontrar un cabinista con un servicio muy mediocre. Por fortuna, Mario, nuestro camarero peruano del restaurante fue especialmente bueno. Superó todas las expectativas, y nos hizo olvidar al servicio del camarote.
Dentro de un mar de calidad, es inevitable encontrar, hasta en las navieras de lujo, alguna nota negativa.
El crucero está recomendado, a quien busque un buen producto, para darse un paseo por California. Aunque los pasajeros son netamente californianos, el crucero es del gusto de las mayoría de los pasajeros internacionales. El español es ampliamente usado en California, y hay decenas de miembros del personal que hablan español. La comida es correcta, brillando en los restaurantes alternativos, y en los postres del restaurante principal, y el Trident Grill.
En el restaurante principal, necesita más emoción y cuidado en algunos platos principales para hacerlos brillar. El resto de los apartados se corresponden, a la calidad que nos tiene acostumbrados Princess, que es experiencia crucerística tradicional, con precios ajustados, aunque las propinas y bebidas, no sean particularmente alta. Experiencia tradicional significa «bordar» apartados como shows, y llenar Daily Program con decenas de actividades, al gusto de todo el mundo. A pesar del par de cosas mejorables, y es una buena opción.