Mi camarote en el Seven Seas Voyager
Lo primero que se hace cuando se embarca en un crucero, es echar un vistazo al camarote. Bueno, suite en la categoría más humilde. Pero hay que matizar la palabra «humilde» en un barco de Regent Cruises.
Como en el cualquier compañía suites de lujo y exteriores. Y en caso de todos los barcos de la compañía, casi todas además con balcón. En el Seven Seas Voyager absolutamente todas. Aun a riesgo de exagerar, caminar desde la puerta hasta el balcón hay un paseito. Ninguna naviera de lujo, ofrece una sensación de espacio tan notable.
El casco es casi un clon del Costa NeoRiviera, sin la fila interior de camarotes interiores. Decenas de metros cuadrados para las larguísimas, y anchísimas suites del barco.
Puede que la primera vista del camarote sea «aburrida» y hasta lineal. Pero apostar por colores claros, mármoles suaves, tonos naturales de mar y campo, es lo mejor para conseguir una armonía serena en el lugar en donde pasarás más tiempo. El mármol del baño es quizás demasiado apagado, aunque acogedor.
Hay varias categorías. Esencialmente 3 de lujo con balcón, 2 concierge, 3 penthouse, 4 tipos de suite. La Master, Grand, Voyager, Seven Seas tienen límites impresionantes de lujo y confort. Mayordomos, champagne & canapés gourmet, chocolates de las primeras marcas, maquinas de café Illy, minibar personalizable, amenities de Hermes, o conectividad Apple, con uso de un IPAD personalizable.
Pero volvamos a mi «sencilla» categoría. Se llaman lujo con balcón, y tienen las siguientes características.
-Camas king size
-Mini bar personalizado
-Espaciosos vestuarios y baños de mármol, con productos L´Occitane
-Programa interactivo en la pantalla plana, con cien películas de estreno
-Botella de champán de bienvenida-Servicio de limpieza las 24 horas
-Fruta fresca, y flores de bienvenida
-Detalles como zapatillas, albornoz, paraguas, manta cashmere.
A los cinco minutos, me acostumbre totalmente.