
Mercado Solalá
Sololá es un mercado indígena fascinante y vibrante, ubicado en el altiplano guatemalteco, cerca del majestuoso Lago de Atitlán. A diferencia del más turístico mercado de Chichicastenango, el de Sololá conserva una autenticidad impactante, donde la vida cotidiana de los pueblos mayas se despliega sin filtros para los visitantes.
Es un lugar donde la cultura indígena sigue intacta, con un comercio dinámico que abastece a la población local en su día a día.
Lo primero que llama la atención es la vestimenta de los pobladores. En Sololá, la etnia predominante es la K’iche’ y la Kaqchikel, y los hombres aún llevan sus tradicionales pantalones cortos tejidos con patrones coloridos, fajas y camisas bordadas, algo que es cada vez menos común en otros pueblos. Las mujeres visten con elegancia sus huipiles ricamente decorados y sus cortes (faldas) que reflejan la identidad de su comunidad. Los colores, los tejidos y los diseños son distintos a los de Chichicastenango, lo que resalta la diversidad cultural de Guatemala.


El mercado en sí es un espectáculo sensorial. Desde temprano, las calles se llenan de puestos rebosantes de frutas y verduras de todas las tonalidades imaginables, especias aromáticas, textiles tejidos a mano, utensilios de barro y hasta animales vivos como gallinas y pavos. Aquí no hay montajes turísticos, solo transacciones reales entre comerciantes y clientes locales. El sonido de voces en idioma maya, el regateo constante y el ir y venir de gente con grandes canastos sobre la cabeza crean una atmósfera intensa y auténtica.


Uno de los aspectos más interesantes de Sololá es que es un mercado donde los indígenas compran y venden entre ellos, no tanto para los turistas, lo que lo hace un excelente lugar para observar la vida cotidiana de los mayas modernos. También se pueden ver escenas únicas, como ancianos con bastones de madera tallada reunidos para conversar, mujeres tejiendo con telar de cintura mientras venden su producto y agricultores que han bajado de las montañas cargando sacos de maíz o café para comerciar.


Visitar el mercado de Sololá es sumergirse en un mundo que parece haber resistido el paso del tiempo, donde las costumbres ancestrales siguen marcando el ritmo de la vida. Es una experiencia que permite ver Guatemala más allá de la postal turística, en su esencia más pura y tradicional.