MEMORIAS DE AFRICA: Seychelles. Aterrizando en el paraíso
Hay aeropuertos y aeropuertos, algunos escénicos y otros que son un regalo para la vista. Tardé en decidirme hacer esta ruta. Pero navegar en el Indico, y tocar algunos puntos de la costa africana, es un placer difícil de resistir. Era una asignatura pendiente.
Elegí mi querido Silver Spirit, un exclusivo barco de la compañía de lujo Silversea, para hacerlo. Debía tomar el barco en Seychelles, y no me imaginaba que era un entorno tan hermoso, incluso desde los cielos.
Mi vuelo de Qatar Airways llegaba puntual; parece que tendríamos que cruzar un juguetón ciclón que agitó todas las cuadernas del B777. Todo crujía como un caballo desbocado. Miradas nerviosas, nubes negras y una cortina de agua encharcaba las ventanillas. Cierro los ojos.
De repente se hace la luz, y tanta hermosura en tierra me ciega. Aunque llovía de forma insistente, tras cruzar las nubes, se abre paso el paraíso; Seychelles lucía exuberante, hermosa, e insultantemente verde; y sobre todo era como una inmensa película tropical. Como una lucha de tonos verde esmeralda, una costa jalonada de pequeñas y tranquilas calas, y un mar que lamía suavemente las filas de palmerales. Todo es tópicamente perfecto
Tras un suave “touch down” siento una caricia sofocante de calor intenso al salir a la pista. Todavía había terminales chiquitas, pequeñas en donde cruzarlas y entrar en el paraíso es como una suave brisa. Miro a mi alrededor. Todo descansaba dormido.