LAS CINCO CARAS DE SAIGÓN.
El dragón se está despertando paulatinamente. Tras años curando las heridas físicas y del alma de una de las contiendas más brutales de la historia, el país mira al horizonte con espíritu renovado. La verdad es que los habitantes de esta urbe, jamás han aceptado la anomalía histórica de ceder su protagonismo a Hanoi, y siguen renegando del oficial Ho Chi Minh.
Cada persona percibe la ciudad de forma diferente, y cada cual se fija en puntos concretos. Para mi Saigón se podría definir en clave de cinco.
1) Un enjambre de motos.
Miles de motocicletas, que como un enjambre pululan por cada esquina. Y es que la sempiterna sonrisa de los vietnamitas nos muestra la clave de su carácter. No olvidar, pero perdonar con una extrema dulzura.
2) El mercado de Ben Thanh.
Vietnam siempre ha sido un país de comerciantes. En cada una de una de las esquinas, sus habitantes intentan comerciar con cualquier cosa. La gente transporta cosas con ancestrales medios, hay puestos de comida y de cualquier cosa, encontramos tiendas con ropas aun que les falta un hervor en cuanto a modernidad se refiere.
Ahora lo más “in” es parecerse cada vez mas a su vecino Singapur e imitar a occidente a toda prisa. Aunque sea inmenso, y sobre todo raro, el mercado de Ben Thanh, una especie de macro mercado local, en pleno centro es la visita esencial.
Encontraremos de todo, menos turistadas. En el mismo espacio se esconden cientos de puestos, apretados, con montañas de mercancías y pequeñas callejuelas entre los puestos. El regateo es también una clave asiática que requiere ciertas dosis de paciencia.
Mejor ir con algún local, porque nos perderemos en su mundo. Depende de cada persona, pero lo más sorprendente del mercado, es su parte de comidas, en donde veremos alimentos «algunos complicados», y puestos de comida no siempre con olores especialmente agradables.
No importa la hora del día, pero siempre hay alguien en cada puesto, comiendo noodles sentados en pequeñas banquetas.
3) El Saigón bélico.
Todavía, la Guerra sigue siendo un reclamo turístico, y mientras Hollywood siga fomentando el mito Vietnam, seguiremos siendo cautivados por los símbolos del conflicto. Aunque con menos énfasis, los Vietnamitas seguirán sacando polvo a dos puntos esenciales, con una mezcla de orgullos y adoctrinamiento, El Palacio Presidencial y el Museo de La Guerra son visitas claves. ¿Qué más se puede decir, que no se haya dicho?. El tanque norcoreano cruzando la verja del Palacio Presidencial, o el famoso helicóptero americano huyendo son partes esenciales.
Haya sido o no, una pesadilla de alcance incalculable, es una visita esencial. Aun dormido en una estética setentera, podemos imaginarnos como era el Palacio Presidencial Sudvietnamita antes de la capitulación. Salas, y más salas. Bunker, objetos históricos, y esquinas que nos hacen volver a un pasado ya lejano. Construido sobre el Palacio Real de Norodom, fue el centro de poder hasta 1975 cuando Vietnam del Norte aplasta al Sur.
4) El Saigón francés
Antigua colonia francesa, fue convertida en la capital más elegante y sofisticada de Asia. Los franceses trazaron calles, adoptaron un aire racional en su urbanismo y sobre todo construyeron decenas de opulentos edificios públicos a imagen y semejanza de la metrópolis francesa. De ser la ciudad más cosmopolita de Asia antes de la Guerra, bulliciosa y mercantil, durmió el sueño de los justos en la dictadura vietnamita. Ahora todo vuelve a sus fueros, y se va asemejando a lo que era la Saigón de feliz y próspera.
Hay varios edificios esenciales. La catedral, el ayuntamiento, la ópera y el edificio de correos. Grandes partes han sido derribadas pero impresiona especialmente la Catedral de Notre Dame, y el Edificio de Correos, construido bajo diseño de Gustave Eiffiel.
Con un viejo retrato de Ho Chi Minh parece parado en el tiempo. Recuerdo el último escritor de cartas a mano de la ciudad. Un anciano frágil, y amable, pero que todavía llega en bicicleta a su trabajo. En sus dedos, historias de amor, trágicas, alegres y casi 100 años de historia viva. La segunda vez que visité la ciudad ya había muerto.
La preciosa Sede del Comité Popular entes Hotel de Ville domina la elegante calle Nguyen Hue. La Opera viene a ser una especie de Opera Garnier, trasladada a tierras de Indochina. En su entorno, una ciudad que crece muy rápidamente. Tanto como una urbe con un capitalismo galopante, tras años de economía comunista.
Si visitas la ciudad en un plazo de años, como me pasó a mí, puede que no la conozcas. Decenas de rascacielos, centros comerciales, y grandes obras pretenden convertir la ciudad en una nueva «meca» asiática de los negocios, el turismo, y la vanguardia.
5) Pagoda de Thien Hau
La religión tuvo un enorme retroceso en la Vietnam de la Guerra, pero hay iconos de religiosidad contra los que el aparato oficial no pudo hacer nada. Permanecieron como símbolo de la tradición. Quizás uno de los templos más hermosos de la ciudad, es una visita deliciosa, en donde podemos relajarnos en sus tranquilos patios en donde la gente todavía quema sus ofrendas. Detrás de una fachada humilde, se esconde un templo hermosísimo. Llaman la atención los dioramas interiores de porcelana, y el altar está dominado por tres estatuas a la diosa Thien Hau.
Hay relieves coloristas de una ciudad china del siglo XIX, con figuras representando demonios, animales, marineros europeos, y comerciantes. Hay escenas bélicas y duelos a caballo entre el general Guan Yu otro luchador. Adicionalmente escenas taoístas representando la longevidad, fecundidad y prosperidad.
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