Fernando o la artesanía del servicio a bordo

Hacía mucho tiempo que no volaba en Air Nostrum. Una compañía que nos prometía la exquisitez de un jet privado, y un servicio a bordo sin macula.

En un determinado momento, hace algunos años, entra en barrena, retirando cualquier servicio a bordo y haciendo de la experiencia en sus simpáticos CRJs un vuelo low cost, a precios high cost, y con espacios traditionalmente agostos en sus aviones regionales. Y a pesar de dar pasos en la inclusivisad al admitir a hombres en su personal de cabina, la relación calidad precio era muy mediocre.

Siempre había pensado que no hay auxiliares tan exquisitas y sutiles como las de Cathay Pacific, que flotan gracilmente por el pasillo sin molestar, ni hacer ruído dejando un halo de refinamiento oriental sin limites. Un buen catering es algo más o menos facil sobre todo teniendo como partners a DO&CO. Distribuyen una gastronomía orgasnicamente difícil de superar. Pero nada importa cuando las tripulaciones no te hacen sentir especial.

Y llega Fernando en aquel CRJ del 31 de julio de 2024, entre Madrid y Venecia, en vuelo IB8956 que hace congracirme de nuevo con el placer de volar, de acuerdo a la vieja escuela. Entro en el avión y escucho:

Cielos. Que avión mas pequeño dice una pasajera

No se preocupe es más bien “boutique” y vuela muy bien.

Bang!!!. La respuesta correcta. El chico tiene tablas y aplomo.

Luego llega el servicio. Cielos la carne se derrite como la mantequilla de Burgos, la ensalada era una bomba de sabor, el pan increíblemente jugoso y tierno, y el café sencillamente perfecto. !!!Air Nostrum is back!!!. Vale, era business pero aun así. He visto a aerolíneas reputadas, en vuelos mas largos, servir un frio e insípido sandwitch de pan industrial.

Por los clavos de cristo. El horneado de las patatas es insuperable. Pero nada eclipsa a la forma de servir de Fernando dejando a las auxiliares orientales como aprendices.

Con turbulencia, sirve todo con sutileza. Movimientos suaves y profesionales a la vez. Con un pulso propio de un pelotari, abre la botella de vino con un mano, mientras sostiene la bandeja con la otra, y sirve el vino como una cascada sagrada en Bali. Impecable y con clase.

Sirve cosa a cosa como pan, bebida, aceite etc como un Tetris en mi bandeja, cual profesional del Café de París. Todo parece una especie de ballet. Con voz suave, sonrisa y modales exquisitos completa la faena dejándome anonadado.

Air Nostrum si valoráis la excelencia, no perdáis a esta joya. Volar, a veces sigue valiendo la pena. Hacía tiempo que no disfrutaba tanto.

Thanks Fernando.

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