Estrella Roja: Un tren mítico
En medio de trenes modernos, el Estrella Roja era todavía como una especie de tunel del tiempo. Ya no existe por el empuje de los avanzados trenes de alta velocidad. Revisoras con mala cara, embutidas en ridículos y apretados uniformes de la compañía de trenes rusos, interiores sacadas de una cuento gótico en donde destacaban los cortinajes de terciopelo verde, unos compartimentos en donde había todo tipo de comodidades, y una divertida cajita de desayuno, con decenas de cositas para comer. Adicionalmente prensa de todo tipo en ruso.
La cena en el coche restaurante, en mesas con lánguidas lamparitas eléctricas, y flores de plástico, al tiempo que el Estrella Roja cruzaba con toda dignidad el nevado paisaje. No se porque me acordaba de Ana Karenina. Por la mañana y con un graznido, fuimos despertados por una matrona-revisora, que portaba un enorme termo de metal de agua caliente, para acompañar con té o café nuestro pintoresco desayuno.
Con sol radiante, nos esperaba la elegante y antigua capital de la Rusa Zarista. Era sin duda el punto fuerte de nuestro viaje. Entre enormes campos blancos el viejo tren aminoraba la marcha, y entraba con cierta elegancia, y mucha dignidad en la estación de San Petersburgo.