Entrando en el SEABOURN ODYSSEY
Hablar de Seabourn es referirse a la élite de los barcos de lujos. O sea, barcos pequeños, y todo tipo de lujos innimaginables. Fundada en 1986 por empresarios noruegos, operaba tres barcos boutique bajo el concepto de “tus yates” particulares. Como máximo competidor de la italiana Silversea, quise saber si la compañía sigue manteniendo los estándares de servicio al haber incorporado tres nuevas naves más grandes.
¿Ha perdido su toque?. Sentía la curiosidad de saber, si con el aumento de tonelaje, se había perdido la individualización, y si en vez de un yate, se habían convertido en “mini barcos” de cruceros.
El Seabourn Odyssey es el primero del trio de los sueños (junto con el Soujourn y Quest). Ciertas malas lenguas habían encontrado los nuevos barcos tan espartanos como ferries escandinavos. O sea, ¿minimalistas y elegantes, o espartanos y anodinos?. Iba a comprobarlo en una mini singladura desde Barcelona.
Con 32.000 toneladas desde 2009, el Seabourn Odyssey supuso aumentar el tamaño y más posibilidades. Si las grandes navieras generalistas, están en una carrera enloquecida, las navieras de lujo, cuya máxima es “lo pequeño es bonito”; como el buen perfume, han caído en la tentación de hacer naves más grandes, pero sin renunciar a sus parámetros básicos que es la “creme de la creme” en la experiencia crucerística. El crucero de lujo «fetem» por excelencia
Solo 450 pasajeros, en 250 suites, y 11 cubiertas se presentan quizás como el tamaño perfecto, frente las limitaciones del trio Pride, Legend y Spirit, que comienzan a notarse unos añitos.
Embarque
Embarque Seabourn, o sea checking inmediato, la tradicional copa de champagne y canapés de rigor, y elección jabones de lujo. Cierto que no hay tanta variedad, y los productos Molton Brown del baño son mucho más pequeños, pero todavía la compañía mantiene el lustre. La verdad es que el primer contacto con el barco es un enorme mundo de mamparas (chapeadas) beige.
Mucha gente piensa que el minimalismo radical es algo positivo, y signo de distinción, pero en el Odyssey se lo han tomado tan al pie de la letra, que resulta tan aburrido y espartano como un ferry escandinavo.
Siento decir, la primera imagen no es particularmente positiva. Claro que no quiero Farcus en cada esquina, pero creo que hay un punto intermedio. Parece que Seabourn se ha ido a une extremo preocupante.
Las suites
Si comenzamos por la suite, es de tamaño muy generoso Salvo las suntuosas suites superiores, solo hay dos categorías, exteriores con balcón y exteriores.
Una vez dentro, solo toques naranjas y marrones de cojines y tapicerías, ponen el contrapunto al monocromatismo imperante. De todas formas es moderadamente elegante y el baño, es muy, muy sofisticado, y en donde notamos toques de distinción.
Ducha y baño separados, mármol, lavabos de diseño. En general podría decirse que la suite es digna de un barco de lujo. Por supuesto todos los aditamentos propios de un camarote de alto standing. Minibar repleto con nuestras preferencias, cristalería para las bebidas en el minibar, fruta fresca todos los días, vestidor separado, paraguas, etc.
Lo más destacado es el programa interactivo de los nuevos Seabourn. Decenas y decenas de películas de estreno nos harán estar siempre entretenidos. Cientos de canciones, y un mundo de posibilidades de entretenimiento interactivo. Bravo Seabourn. Lástima que sea invierno y no podamos disfrutar de su Marina, o sea portezuela que se abre en popa, para disfrutar de todo tipo de placeres marinos. Sin duda, algo maravilloso para el Caribe.
¿Cómo es el barco?
Esencialmente siete cubiertas, y pretende seguir la distribución de los antiguos barcos de Seabourn. Camarotes del centro a proa, y los lugares públicos detrás. El restaurante es el espacio más espectacular, con una inteligente mezcla de cortinajes blancos, sillas clásicas, y dos enormes arañas de fino cristal.
Subimos por la escalara circular típicamente Seabourn, hasta la cinco con The Club. Una especie de lugar para bailar, tomar un cocktail o charlar. No entiendo el sentido de una cubierta abierta con piscina en popa. Pero es de agradecer.
El Seabourn Odyssey tiene ni más ni menos que tres (aunque algunas de ellas sean de tamaño testimonial). La 6 es el lugar donde se aloja en teatro. De mayo tamaño, y perfecto para un escenografía más aparente de los shows nocturnos.
La 7 es perfecta porque encontramos el epicentro del barco, y para mi la parte más brillante. En popa, el Seabourn Square pretende hacer las funciones de hall, y lugar de reunión social. Una miscelánea de elementos, como la cafetería en donde se toman unos cappuccinos de escándalo, biblioteca, lugar de internet y una inexistente recepción que en el caso de los nuevos Seabourn, los ocupan tres discretas mesas en donde sus exquisitos empleados atienden discretamente a la gente, tras un panel de madera. Adorable lugar.
Otra sorpresa, es la tienda Seabourn. Tremendamente grande, elegante y sin cosas de “bazar”, con la selección perfecta. Ni muy aparente y típicamente barata como abunda en todos los cruceros.
El Observation Bar el lo alto de la nave es particularmente atractivo, y en él tienen lugar los tés Seabourn, al igual que bebidas y tapas antes de la cena. Bueno, creo que podría acostumbrarme a este barco a pesar de todo.
Donde sigue brillando la compañía, vuelve a ser en su tripulación. Los chicos y chicas Seabourn, son especiales. Es gratificante comprobar como un tripulante se acordaba de mí, de mi último crucero Seabourn hace varios años, y otra fue particularmente talentosa también en recordar que me había visto en Silversea hace dos años.
Tonelaje: 32,346 toneladas
Eslora: 200 m
Manga: 26 m
Calado: 6.4 m
Cubiertas: 11
Velocidad: 21 nudos
Capacidad: 450 pasajeros
Tripulación: 335