Basílica de San Pablo de Roma

Cuando nos acercamos a Roma, la magnificencia de San Pedro deja sin aliento a propios y extraños. Es la basílica por excelencia. No todos los visitantes saben, que aunque la más grande hay otras cinco llamadas «mayores», inmensas que rivalizan con su opulencia. Allá Extramuros, o sea muy lejos del epicentro de la cristiandad se encuentra San Pablo. ¿No has oído hablar de ella?. 

Algo normal. Leyendas urbanas dicen que los seguidores de Pedro, temían la influencia del Apostol Pablo que muere también martirizado en el 64, tras las persecuciones de Nerón en el incendio de Roma. Pablo de Tarso, anti cristiano convencido «ve literalmente la luz», cuando en el camino de Damasco es derribado del caballo por influencia de la luz divina. Tras eso, se convierte en uno de los artífices de la cristiandad. Así, había sido enviado su cuerpo a un lugar más allá de los muros de Roma para no hacer sombra a Pedro. 

Pero son leyendas, lo que si es cierto que Pablo fue torturado cerca de la zona, y su sepulcro se encontró cerca de este punto en cuestión. Sea como sea, es una de las visitas más interesantes de la ciudad. Aunque destruída en 1823 tras un incendio devastador es reconstruida según los cánones estéticos de la época, por el papa Leon XII. Y por eso, es tan peculiar. Un patio de 150 columnas, un florido jardín con una estatua del mártir, de Jose Obici, una fachada discreta da acceso a una inmensa basílica de proporciones inimaginables. Opulencia romana, en dimensiones y suntuosidad. 131 metros de largo, por 65 de alto, y 29,70 de ancho. 80 columnas de alabastro, donado por el Sultán de Egipto, y piedras semipreciosas dadas por la corte imperial Rusa, hacen de la nave algo para maravillarse durante horas. Completa la magna construcción, un rico artesonado, mosaicos exquisitos en su altar mayor, y un suelo elaboradísimo de granito rojo, y mármol verde.