DOS CIUDADES, DOS HISTORIAS
Coruña-Santiago, dos ciudades en una misma provincia en la que normalmente sabemos perfectamente lo que visitar. Que si la Catedral, que si la Torre de Hércules. Pero muy pocas cosas que se salgan de los iconos turísticos de toda la vida. Hay sin embargo cosas que forman parte del alma más íntima de cada ciudad. Hablemos de una historia triste, y una nota gastronómica golosa y alegre.
Entrando en la Alameda de Compostela, el pulmón decimonónico del centro, encontramos la estatua de las Dos Marías. Cierto que como estatua es muy colorista, pero rinden homenaje a dos hermanas Coralia y Maruxa que formaron parte de la historia de la ciudad durante años. Unos personajes peculiares, enigmáticos y queridos que aparecían paseando «a las dos en punto», por las calles de Compostela. Una pareja, a la que muchos ciudadanos consideraban mentalmente inestables por su carácter huraño, y su indumentaria rara, pero que esconden una trágica historia. De una familia obrera, sufrieron los golpes de la Guerra Civil, en su propia familia, hasta el punto de que leyendas urbanas afirman, que fueron violadas en cercano Monte Pedroso. En una situación precaria como costureras, su rebeldía en la indumentaria, se interpretó como una rebeldía contra el mundo. Coquetas, siempre flirteando con los chicos, fueron una imagen presente, y querida en la ciudad. Ambas ya fallecidas, serán recordadas, como historia viva de una ciudad milenaria.
Viajemos unos kilómetros al norte. Bonilla a la Vista, es la nota alegra a esta historia triste. Si visitas Coruña, puedes tomar pulpo, tapas en El Bombilla, o cualquier plato rico de la cocina gallega en calles como La Franja, pero lo que no puede faltar es deleitarse con un icono de la golosa gastronomía local. En la Calle Galera 52, detrás de la Calle Real, esta churrería lleva endulzando las bocas de propios y extraños desde 1949 cuando Salvador Bonilla la abre. Desde la fecha, varios locales por toda la ciudad los convierten en emblemáticos establecimientos, para el patrimonio gastronómico local. Chocolate untoso, crujientes churros, y las famosas patatas fritas, que nos recuerdan a los famosos vendedores de antaño de patatas de la Playa de Riazor.