Aunque viajar sea una actividad placentera, y este controlado, mucha gente suele llevar en su maleta todos sus miedos. Si nos asusta lo desconocido el salir de casa puede ser un cumulo de dudas. En el caso de mucha gente sola, más que un reto, y búsqueda balsámica de nuevos horizontes se convierte en una frontera infranqueable. Adelante amigo, no te amilanes.
Dejar atrás nuestra vida, levantarse temprano para coger un vuelo cuando la ciudad duerme y huir furtivamente, mirar nuestro terruño desde lo alto de un avión, sin saber si volveremos todo se acumula en la mente de muchos viajeros solitarios y asustadizos hasta resultar un problema. Puede que cada esquina del mundo sea un entorno atrayente, muchos viajeros solitarios sufren el eterno dilema entre satisfacer los impulsos viajeros y superar los miedos. Vale, cerramos maletas, hemos decidido salir, y afrontamos el reto. Como viajero solitario en eterno dilema y lidiar con mis miedos, recomiendo cinco lugares ideales para disfrutar de la compañía de nuestro «alter-ego»
–Venecia: No hay lugar más cruel por si tienes mal de amores. Todo incita a un romanticismo de Manual. Respiras de amor, y es una herida abierta para el desencuentro. Es la ciudad para compartir, amar, y ser amado. Si embargo te ofrece decenas de miles de esquinas, canales anónimos que respiran sosiego y placidez. Incluso lugares, en donde solo escuchas, con el leve sonido de las aguas contra los puentes, tu propia conciencia. Lugares nocturnos en donde solo escuchas tus pasos, y lugares perfectos para cerrar los ojos y encontrar tu camino. Un lugar intemporal para ser disfrutado sin prisas. A tu aire.
–Puestas de sol de Oia: Otro de los lugares perfectos, si te agobian las muchedumbres. Huye como de la peste, de visitar la localidad más pintoresca de Santorini, en época de cruceros o en temporada alta. Durante el resto del año las maravillosas puestas de sol (de esas que te iluminan la cara de color rosa), y el olor del Egeo, cuando miras por el horizontes son un chute de energía para urbanitas cansados del asfalto urbano. Si puedes permitirte uno de los maravillosos hoteles boutique, colgados de los acantilados con piscina privada es la cura perfecta.
–¿Un crucero tal vez?: No todo el mundo busca meditar, y lo que necesita es el bullicio, pero a la vez sentirse protegido por miles de tripulantes que están pendientes de los pasajeros, como si fueran sus polluelos. A mucha gente, le preocupa deambular sola por el mundo, sin embargo los barcos son entornos perfectos, en donde los riesgos están controlados. Los singles son juntados en fiestas para socializar, y las tripulaciones acostumbradas a «divertir» a las almas perdidas, serán el paño de lágrimas de muchas penas. Sin abusar claro. Te relacionas si o si.
–Da un bocado a la Gran Manzana: Cuando llegué a Nueva York por primera vez iba solo, y todo se echaba encima. Sentí un escalofrío, y miedo escénico. Unos edificios que intentaban echarse encima, y miles de personas anónimas que iba hacia arriba o hacia abajo, pero ninguna parecía interesada a prestarte la más mínima atención.
Cuando no te opones a la marea, te dejas llevar, socializas en pequeños actos de la vida cotidiana de NY; ves que en la dura ciudad millones de personas solitarias sobreviven. Es la urbe perfecta para empaparse de bullicio y vida.
–Camino de Santiago: Es el eterno Camino a nuestra existencia. Calzado, pensamientos, y nosotros mismos. Comiences donde comiences es una prueba vital. Supongo que simil de la vida misma. Recibes alegrías, ratos tristes, ampollas, y sobre todo superación en cada milla. Es un camino que lleva existiendo desde la edad media, y vertebrando Europa. Pero como todo, el éxito del Camino, es que es un aprendizaje, y sobre todo algo en donde sacamos conclusiones vitales. Tras jornadas de exploración, siempre encuentras personas iguales a ti, dispuestas a compartir jornadas y sobre todo experiencia vital.
Interesantes sugerencias… Hemos viajado en solitario en diversas ocasiones a veces sin poder elegir el destino al que llegábamos. Es difícil siempre, salvo raras excepciones, pero siempre se aprende algo y, sobre todo, terminas aprendiendo que la soledad, muchas veces, es una cosa diferente a la que habitualmente pensamos…
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Interesantes sugerencias… Hemos viajado en solitario en diversas ocasiones a veces sin poder elegir el destino al que llegábamos. Es difícil siempre, salvo raras excepciones, pero siempre se aprende algo y, sobre todo, terminas aprendiendo que la soledad, muchas veces, es una cosa diferente a la que habitualmente pensamos…