Visitando Bursa….con turistas árabes. Y algo de humor.
Decidí visitar Bursa con una excursión de día desde Estanbul. Cuando miré desde el fondo del destartalado autobús, solo había cabezas cubiertas con chador. Solo tres mujeres se resistian a cubrir su pelo. ¿una excursión de monjas ursulinas?. No. IstambulTours me había «encasquetado» un grupo de 30 arabes
De esos «Arabes, arabes», y no se entienda eso como prejuicio. Cinco hombres, entre ellos un occidental despistado, y el resto chadores. La jornada prometía.
Si no fuera que junto a los chadores, sobresalían bolsos de Prada, gafas Versace y Iphone 6 a «mansalva», podríamos decir que estaba viajando entre dos localidades del pakistan profundo. Pero había un plantel de nacionalidades interesantes: Arabia Saudi, Emiratos, Libia y las «tres descubiertas», una Siria cargada de joyas y dos jovencitas marroquíes que flipaban. Parecía un arca de noe esperpentica.
¡Mente abierta chaval¡. Viajando con acaudalos árabes, pero con la tradición musulmana hasta las cachas aprendes muchas cosas. Bursa es lejos. De tres millones de habitantes es una ciudad extensa a 200 km de Estambul, se llega por autopista, y un «cutre ferry» que cruza un Mármara plomizo.
Teníamos un largo camino. La cosa comienza como en cualquier tour. La gente dormita. Las cosas cambian en las paradas. Ahí aprendí que poner hora en las paradas, de un grupo arabes se toma como una recomendación, jamás de cumplimiento obligado. Diez minutos es una hora; quince, hora y cuarto. Algo deben tener de malo deben tener los Rolex de oro de Dubai y Riad. Nadie los mira. Eso sí, me sentía como en España por el nivel acústico. Las conversaciones parecían ser interesantes.
En un grupo occidental normalmente al salir del bus, los caballeros solemos dejar pasar a las damas. Ni se te ocurra. Si la dama se toma la atribución de pasar antes, porque las reglas de cortesía son así, el marido le pegará enorme bronca por no esperar a que pase el hombre, aunque sea occidental. ¡¡¡Mola!!!
El Parque Natural de Bursa es una inmensa cadena de montañas, bosques frondosos con árboles con hojas de decenas de tonos ocre, amarillos y rojos. Con un teleférico subiremos a 2500 metros cruzando entre la niebla. Que una parte de tu cuerpo no toque involuntariamente a una dama «enlutada», porqué se sentirá violentada. Mirarla a los ojos y hablar, prohibido salvo que el marido conduzca la conversación. En lo alto, la vista es formidable, y el aire purísimo. Hago piña con la elegante dama siria y las adolescentes chupi guays marroquíes, que a buen seguro se sienten algo raras. ¡¡¡¡vaqueros ceñidos!!!!!. Pecado.
Los picnics son muy turcos, sobre todo los Köfte asados en parrillas con leña local. Olor a árboles, especies y una rica brasa, en lo alto de la montaña. Nosotros asaremos nuestra propia carne. Me miran raro. ¡¡¡Cielos un hombre que no tiene a nadie que le ase la carne¡¡¡¡. El debe hacerlo. La dama Siria se brinda. Me da igual. Hago de cocinillas, aso yo las viandas, y me siento un trasgresor.
Tras la visita del árbol más grande y antiguo de Turquía bajamos a la ciudad. Enésima espera como occidental puntual. Nunca, nunca, visites un bazar con árabes. Las enlutadas damas se convierten en leonas a la hora de regatear. Una sucesión de diálogos incompresibles, manos que parecen palomas, hacen de cada regateo algo infernal. Y así con todas ellas. A esas horas desesperado de esperar, dudo entre tomar el sol, o una motosierra en el bus. Opto por el sol. Lo otro sería racismo.
El dejar la parte más jugosa del tour para el final es malo, si son hermosas mezquitas como la principal de Bursa y la Mezquita y Mausoleo Verde. Todos parecen conspirar contra el occidental. Cuchichean. ¿Quien va a querer visitar una mezquita de vacaciones?. El guía no acepta la recomendación local de saltar esa parte del tour, y paramos, entrando yo solo. ¡se van a cagar!. Ahora esperaran ellos. El moacín llama a la oración y el espectáculo es único. Adoro las suras escritas en las paredes, de las mezquitas, y el colorido del mausoleo verde rodeado de casitas de madera. Es el momento de culto.
Toca el regreso. En España de excursión se duerme o se cantan canciones horteras como «el vino que bebe asunción», «acelera sr conductor» etc. Viva…de esto me libraré. Esta gente es seria. ¡craso error!. Canciones horteras también hay, y una Shakira local canta al ritmo de palmas de la gente. Debe ser el Top 1 en Radio Abu Dhabi.
Curioso día hoy en Bursa. Cruce de civilizaciones y muy interesante. Llevaré, además de las estampas del día, conversaciones geniales, que hace que al final llegué a conclusión de que somos iguales en la diversidad. Lo que ya no tiene gracia es un maltrato de un machito saudi, a su mujer por no querer bajar en una de las escalas ante la indiferencia general.
!!Bueno, Fran, la experiencia, como bien dices, ha sido única!!. Detalles: yo también he tenido alguna que otra mal mirada (por decirlo suavemente) cuando he dejado pasar a una dama por delante y, por supuesto, cuando me interponía entre otro hombre para que fuese mi mujer quien pasase primero. ¡La espera!, como bien dices, mejor ni comentarla y tu "venganza", a mi vista, me parece justa. Por otro lado, tal y como indicas, el cruce de civilizaciones, de cultura, usos y costumbres, en lugares tan alejados -en todos los sentidos- de nosotros occidentales, para mi, es fascinante.
De verdad, me hubiese gustado estar a tu lado; sobre todo cuando de asar esa carne se trataba…
Salud, ciudadano viajero. Es un placer leerte.
Gracias por leerlo. Saludos