Mis momentos Kit Kat en un crucero
Los barcos de crucero son enormes instalaciones que ofrecen una multitud de alternativas a sus pasajeros. Cada cual elige su plan diario, y todos confluimos en excursiones, restaurantes, zonas comunes y el teatro.
Lo que es motivador es la paleta de colores que nos ofrece la naturaleza en enormes horas de observación. Mar, brisa, amaneceres y el mundo pasando pausadamente ante nuestos ojos mientras que la nave flota.
Mis cinco momentos-refugio kit kat son variados.
1) El poder de los aromas.
Una ducha revitalizante o un baño relajante tiene un poder terapéutico y epicurio perfecto sobre todo cuando muchas navieras eligen los mejores materiales para sus cuartos de baño, las más refinadas duchas balnearias, y las marcas más selectas.
Huyo de la masa. Abro la ducha, cierro los ojos y me dejo llevar.
2) Tea Time
Más que alimentarse, el placer del té de la tarde se estilaba en los grandes trasatlánticos cuando unían ambos continentes. La unica forma de socializar era sorber té en sus opulentos salones. Hoy es el momento civilizado del día. Piano, dulces, elegantes vajillas, y las mezclas de té más prestigiosas acariciando pituitaria y paladar.
3) Pie en barandilla
Lo se, es una costumbre algo ordinaria pero sea saliendo del puerto con una copa, perdiendo la mirada en el horizonte, leyendo es un lugar prodigioso para huir de la masa con el sonido de las olas, y la luz de la luna como compañero.
4) Spa
Son caros, pero cuidar cuerpo y alma es posible en los cruceros. Tratamientos completos, sutiles, salas aromatizadas y la suavidad de un masaje, con los ojos cerrados en una quietud única. Piscinas termales, salas de vapor son la mejor opción para recuperarse tras una jornada cansada.
5) Procurar no embrutecerse
Se llama enrichtment. O sea enriquecimiento, intentar aprender algo. Me encantan los olores de los pinceles y los oleos. Unas buenas clases y hacer algo creativo. Olores a cocina étnica en las demostraciones gastronómicas o un buen curso de fotografía.