Cinco cosas que hacer en Burdeos
Se llama la pequeña París, por mucho que a los parisinos les pese. Y realmente, esta encantadora ciudad, capital de la Aquitania no puede parecerse más a la capital de la República, y en muchas cosas superarla; sobre todo en lo que se refiere a placidez, tranquilidad, saber vivir, y sobre todo un clima más templado y benigno.
El río juega un papel destacado en el desarrollo de Burdeos, sobre todo por ser un excelente escaparate urbano. Su imponente casco histórico, monumentos y edificios del siglo XVIII, le da un aspecto señorial. El río Garona y su carácter semi navegable, es el alma mater. Durante muchos años, concentra su actividad en la exportación de vino, y sector tecnológico y aeronáutico.
El casco histórico es inmenso, y gran parte de sus arterias son peatonales, sus comercios especialmente buenos. Si queremos ir a tiro fijo, o tenemos poco tiempo, podríamos hablar de una Burdeos esencial.
Es una ciudad vasta, extensa y bellísima. Hay cinco cosas que tendrías que hacer
1) Disfruta de sus plazas:
Y lo primero que veían sus visitantes, que se adentraban por el río, escaparate y calle mayor de la ciudad, es la pomposa Plaza de la Bolsa. Ideada para mostrar la solvencia económica de Burdeos. Diseñada por Jacques Ange Gabriel, el arquitecto de Luis XV en 1730, a imagen y semejanza de los solemnes edificios de Place de la Concorde.
Además, la pintoresca Plaza del Parlamento, y la bulliciosa Place de Comedie, donde late la vida cultural y comercial del Burdeos moderno. En ella, el Grand Theatre, Hotel de Burdeos, o a donde desembocan las arterias comerciales peatonales de Sta Catherine y Cours de la Intendence.
Cierto que la gran plaza arbolada de Quinconces es imponente, pero adoro huir y sentarse en una terraza para descansar en la intima Place Saint Pierre, en plena zona medieval.
2) Mercados y puertas.
Francia adora sus mercados. Grandes gourmets, que se toman su tiempo en los mercados gastronómicos, que son muestrarios de buen gusto. Colores, sabores, comida de alta calidad, y exquisitos productos de la campiña. El más famoso es Marche des Capucines, Grand Hommes, para productos de alta gama, y el rastro dominical por excelencia es el Colbert. Mi favorito, es el de antigüedades de la Place Saint Michel.
A forma de zoco es especialmente colorista. Ciudad fortificada, conserva opulentas puertas-torres como Porte Calihau, o la Grosse Cloche.
3) Iglesias
Las iglesias en Burdeos son pequeñas catedrales. Altivas torres se erigen sobre el soleado y brillante cielo de Burdeos. Saint Michel es estilizada y elegante. Saint Pierre, Saint Croix o la hermosa Saint Seurin. Pero la catedral de Saint André es uno de los templos más bellos y grandes de Francia. Gótica pura, altísima, luminosa desde cuya torre se ve una vista impagable de la ciudad.
4) La burdeos gastronómica
Es una ciudad sureña de provincias, de un país gastronómico mediterráneo, con dos ingredientes importantes. Comida de calidad, y vida exterior; o sea disfrute tranquilo y regodearse en sabores y texturas.
Hay decenas de restaurantes, pero me encanta probar, y experimentar. Tiendas gourmet por doquier, o unos buenos canelés o macarons en el templo del dulce que es Baillardram.
5) El país del vino
En la principal región vinícola de Europa, todo esta enfocado a la degustación del liquido de los dioses. Oscuro, con toques de moras y madera, la uva Cabernet Sauvignon es peculiar. A menos de una hora, y rodeada de kilómetros de viñedos, Saint Emilion es una deliciosa localidad, que parece ser sacada de la película Chocolat.
Típica, pétrea, color ocre, es monumental y plácida. Hay cientos de chateau, que en Francia no necesariamente es un castillo sino bodegas. Visite una como Chateau De Ferrand, al atardecer y disfrute del espectáculo con una buena copa de vino. Visite en Burdeos del Museo de Vino, y déjese guiar por los locales.
Maride su comida con vinos locales. Y disfrute.
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