24 horas en el Zenith de Pullmantur
Pullmantur es un poco como Nueva York. Cuestión de extremos. O la amas u odias. Decenas de detractores y forofos mantienen sus eternas discusiones en las redes sociales. Y la vida no es cuestión de mostrarse contundente en tus decisiones. Hay que ser flexible y nada snob. El mar es igual para todos los barcos, y no se le puede hacer ascos, a cualquier opción.
Atrás quedaron tiempos, en que Pullmantur era la opción preferente de los españoles, crecía el mercado, y era épocas de vacas gordos. Tiene el enorme mérito de hacer de los elitistas cruceros, algo accesible, y encima con un concepto novedosos en españa, «all inclusive». Mediterráneo, Caribe, Sudamérica…..con traslados enormes Jumbo. ¡Viva el despiporre¡. El crucerista español triunfaba. Ahora hay muchas gallinas para el mismo corral, y Pullmantur pasa por un momento delicado, con un producto algo desdibujado.
Hay decenas de barcos nuevos, y los españoles ya no buscamos una experiencia «todo Spanish»; ya todos ofrecen un «all inclusive», y encima las finanzas de la compañía no experimentan su mejor momento. Altos y bajos, cambios de propietarios y capital, sin barcos nuevos en el horizonte, los hace tener mucho mérito.
El Zenith estaba hecho unos zorros en mi crucero a Israel, pero un miní desde Lisboa me hizo decidirme.
9:20 MAÑANA DE OJOS ROJOS
Levantarme a las 4:30, para pillar el Iberia Express, y la conexión con Iberia en Barajas, aterrizar el Lisboa Portela a primera hora de la mañana. A pesar de Iberia hacer que mi vuelo hubiera sido algo desagradable, pude deleitarme con la vistas del fantástico Puente del 25 de Abril, al amanecer.
10:00-13:00 TROTANDO POR LISBOA.
Ese maravilloso sitio tan familiar, que está siempre ahí cuando necesitas, es un entorno entrañable. El metro llega, con un cambio, hasta la Plaza del Rossio. Esa especie de escaparate abierto y hermoso, y en donde nunca te cansas de contemplar el despliegue monumental de una ciudad que está siendo rehabilitada tanto, que comienza a parecer un parque temático. Tras un par de pasteles de Belén, en el famoso Café Nicola, decidí caminar hasta la nueva terminal de cruceros, a pocos metros de la catedral. Antes paso, como un suspiro por Vía Augusta, Plaza del Comercio, y subir hasta la Catedral. Tras un visita, bajé hasta la novísima terminal de cruceros.
13:00 EMBARQUE
A pesar de que el Zenith es un barco pequeño, varios autobuses dejaban a los pasajeros, hasta hacer del embarque algo pesado, lento, y muy cansino.
Pronto contemplé el coqueto barco, que brillaba y tenía mejor pinta que la última vez que estuve en él. Botado en 1992, en Meyer Werft Papenburg es fruto de la genialidad constructiva del diseñador de interiores griego Katsourakis, y del ingeniero británico John McNeece.
14:00 EL CAMAROTE
El barco, como he dicho, sale en al año 1992, y en aquella época es diseñado para una naviera de lujo, como Celebrity, que tenía fama de ofrecer grandes camarotes. Iba en una exterior superior en la cubierta 10, y aunque es amplio tampoco parece muy ilusionante. Mantiene detalles «vintage», que lo hace parecer curioso. La cama es muy cómoda, y todo, aunque con un regusto a antiguo está muy bien mantenido. El baño es amplio, y aunque el grifo está flojo, y las juntas de la ducha conocieron años mejores, todo está en perfecto estado. Fontanería, agua caliente, presión, funcionamiento de la cisterna.
Necesito comer
14:30 EL BUFFET DE LOS HAMBRIENTOS
El barco no tiene restaurantes temáticos. Restaurante principal en cubierta 7, y el buffet en la 12. Estaba atestado. Pasajeros a codazos, peleando por la comida, e imposible encontrar un sitio libre. La terraza exterior de popa, ofrece espacio suficiente para encontrar una mesa libre. A pesar de los pasajeros parecían una bandada de buitres en torno a una presa, la comida del buffet era abundante, sencilla, y preparada de forma correcta. Los postres no eran ilusionantes. Aunque nunca lo son.
Cocina española universal, paella, rabo de toro, gazpachos sabores tradicionales. Y se complementa con un grill en la parte exterior. Pullmantur usa un sistema de «all inclusive» híbrido. Algunas marcas siguen estando incluídas en cada tipo de bebida, y algunas marcas requieren bonos adicionales.
Zarpamos saliendo suavemente por el Douro, al tiempo que comenzaba la activa fiesta de piscina. Algo muy propio de cualquier barco de Pullmantur.
15:00 EXPLORANDO EL BARCO
Cuando lo encarga Celebrity era un barco grande para los estándares de la época; 47413 toneladas, lo hacen un barco pequeño. Me gustaría que íntimo, pero con 1828 pasajeros hay zonas que pueden congestionarse. Tiene solo doce cubiertas, en las que todas sus instalaciones están en la 7 y 8. Aunque mantiene un cierto regusto de los 90, ha sufrido transformaciones en «chapa y pintura», y cambio de mobiliario, en todo caso tapicerías usualmente nuevas. Se notan unos interiores algo «cansados», pero hay que reconocer que no se ve cutre, ni deteriorado en ningún lado.
El pequeño barco nos ofrece un teatro en proa ocupando cubiertas 7 y 8. En la 7 tenemos la discoteca La Voile Bleue Club, el Rendez Vous Bar, un gran salón social en tonos tierra, y en sí el epicentro de la vida social. Además el gran restaurante Le Flamboyant. En la 8, está el Moka Café , una pequeña zona comercial. Además salón de cartas, biblioteca, y un Le James Club, un lugar solo de acceso las categorías VIP, que tienen una cierta dosis de privilegios. Además casino, y alguna cosa más como un Club Infantil juvenil.
Las piscinas exteriores, están en las cubierta 12, y son abiertas y con tamaño muy decente. Tenemos asimismo un buffet, grill, zona exterior. En la 13 un SPA, gimnasio y jacuzzis exteriores. Lo más destacable del barco es su promenade abierta y ancha, que está en la cubierta 8
16:00 LA TARDE
Como en cualquier crucero, son las horas más tontas y ociosas. Si contemplar las evoluciones del Atlántico, o pasear en el exterior pueden hacer las delicias de cualquier persona, hay quien prefiere esconderse en cualquier actividad organizada por el barco. Bingos, clases de baile, alguna compra o un Café Valdés.
No podrás tomar merienda, pero si que podrás customizar tu experiencia, con algún dulce de pago, en el susodicho café. El SPA tiene precios muy competitivos, y los cocktails pre cena comienzan a ser servidos en el Rendez Vous.
19:00 SHOW
El Gran Teatro Broadway comienza a levantar el telón. Es increíblemente amplio. La compañía está haciendo enormes esfuerzos para que sean dignos. Con las compañías americanas «dándolo» todo, y la poca tradición que tenemos los españoles, no esperaba nada más elaborado que un conjunto de ocurrencias y chuscas, de cualquier humorista.
A pesar de que el mar estaba desatado, y el Atlántico no se anda con «historias», la cancelación de la parte que implicaba acrobacias, fue sustituido por un más que digno trio de «tenores», que resultó perfecto.
21:00 CENA: Esplendor de Roncero
Hace un par de años, la gastronomía se había deteriorado tanto, que Pullmantur tuvo que dar un golpe de timón, y subir a un siguiente nivel, contratando a Paco Roncero, uno de los chefs más brillantes de nuestro panorama gastronómico. Nuestro camarero tunecino era «oro fino». Lo agradecí, porque uno de los valores de la compañía se había deteriorado en exceso: la tripulación no era ni simpática, ni alegre. Lenta, poco motivada, y sobre todo fría.
Todos y cada uno de los platos brillaron como en un crucero de lujo. Un tartar de tomate, que era una explosión de frescor y sabor mediterráneo. El Rissotto de calabaza acariciaba el paladar como una seda, dando dosis de cremosidad infinitas. Y el bacalao, en su punto. La bomba de sabor la puso un Lemon Pie sublime. Masa crujiente, relleno sin ser empalagoso y merengue aterciopelado. Maravilloso
23:00 LA NOCHE
El ambiente, es siempre joven; muy joven. Sigue siendo un golgorio generalizado. Discoteca «petada», griterio, animación. Cha cha cha y música caribeña en cada esquina. Hasta un piano, que recreaba notas tranquilas, era vibrante.El mar brillaba, el agua de las piscinas saltaba desbordada por el oleaje, y el barco avanzaba tranquilo. Siempre es buen momento para una copa de cava, antes de dormir.
07:00 DESAYUNO A LA SOMBRA DE LAS CIES
El movimiento se había calmado, y el sol entraba por la ventana. El Zenith pasaba en medio de las Islas Cies. Amanecía en la ría de Vigo, y todo era muy luminoso. Como una ventana con vistas, el exterior era perfecto para contemplar el despliegue.
La gente se apresuraba en el buffet, y tengo que reconocer, que lo encontré abundante, sabroso, y con muchas opciones. Tanto que no falta la tortilla de patatas, tortitas, y una serie de cosas que podríamos esperar en un crucero de más «fuste». Si no fuera por el infame té, podría ser perfecto.
Pullmanturrse enfrenta a momentos complicados. Ha dejado de ser el juguete favorito de los cruceristas españoles. Nos hemos hecho más cosmopolitas, y los precios y barcos de la competencia son infinitamente superiores. Al no ser el único en ofrecer el «todo incluído», cada vez se hace más complicado dar razones para recomendar a la compañía. No hay nuevos barcos en el horizonte, y los barcos antiguos tiene fecha de caducidad, aunque sean una delicia. Hoy por hoy, Pullmantur vende porque es entrañable, y todavía suscita cariñosas evocaciones. En un panorama complicado, luchan por destacar como producto más hispano, y ambiente más íntimo.
El producto esta cuidado, y se nota ilusión. ¿Hasta cuando el pasajero seguirá siendo fiel, en un entorno en donde los clientes no guardan fidelidades por mucho tiempo?. Solo el tiempo lo dirá. Quizás un barco recién construído, y hacer del producto algo premium, podría representar una garantía de futuro. Hay todavía nicho. No es un producto de lujo, pero si tienes suerte de que sus barcos no desarrollen averías inesperadas, puedes tener una buena experiencia, si vas con las expectativas en su justa medida, y pagas el precio justo. Globalmente no estuvo nada mal.